miércoles, 17 de octubre de 2012
martes, 16 de octubre de 2012
sábado, 13 de octubre de 2012
Lengua Muerta
En el futuro, donde todo es blanco y
las montañas son de vidrio, un hombre compra una antigüedad valiosa como un
país. Es una mujer con el cuerpo absolutamente tatuado en lengua muerta. No
come ni defeca, es una obra de arte. En el pasado miles habían recorrido el
mundo sólo para verla, ahora está guardada del polvo y la humedad, acostada en
el comedor de un magnate ermitaño, desnuda para siempre.
Su dueño toma el vino de la noche
sentado ante ella, con los codos apoyados en la mesa, sorbiendo en soledad. Él
no sabe que ella sí escucha, que lo escucha eructar, que lo escucha tararear
y decir todo lo que se dice cuando se está solo. Nunca había presenciado ella
tanta intimidad, acostumbrada a altares y mausoleos, cuevas ocultas, museos y
procesiones. Nunca había pertenecido ella a una sola persona.
Una noche, muerta de curiosidad, la
mujer se inclina, se apoya con las manos en la mesa y toma asiento para ver al
hombre, que en ese momento deja caer su tenedor en el plato, atónito por la
rebelión de su mujer objeto.
Tratan de hablarse, pero no hablan el
mismo idioma. Tratan de hacer señas, pero no habitan el mismo mundo, no tienen
nada en común, no entienden nada.
No les importa. Desde ese día se hacen
ruidos incomprensibles, se bailan con mímicas inútiles, sólo por el placer de
estar acompañados.
Los dos son como vasos llenos de
palabras oídas, a punto de rebalsar, y un día algo cambia, algo calza donde
antes no, y empiezan a comprender.
Las palabras en la piel de la mujer ya
no son más palabras muertas, y ella empieza de nuevo a comer y defecar, como
hacemos todos.
Desde entonces comparten el vino en la
mesa blanca, y pasean por los salones de vidrio.
Ella permanece siempre desnuda, y a él
eso le gusta.
martes, 2 de octubre de 2012
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